domingo, 23 de marzo de 2014

Sumir

Pienso en ti, torpe, bailando por toda la casa, en los buenos días sin ropa, en los libros que te robaban la atención de mis manos y, a veces, recuerdo la manera tonta que tenías de decirme “guapa”. Sin desparpajo, desentrenado…tan impropio.

Condenado al fracaso. ¡Qué dulce! Mi excusa para crecer, la tuya para jugar a ser niño. Resarcirte en mi inocencia, en mi candor.  Las ganas de que lo hicieras.

Mirarte a los ojos en silencio. Ese era mi propósito. Observarte, besarte los párpados, dibujar el perfil de tu nariz, delinear tus labios con los dedos… Sobre mis pestañas, los techos. No. Tú no tenías la culpa.

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