jueves, 27 de marzo de 2014

Inexorable

Trenes mecen los vaivenes de los días cenizos, gentes ordinarias acumulan bostezos, luces estridentes desvelan los defectos, resacas de tristeza difunden su hegemonía. La devastación amanece acomodada, sin respetar su espacio en el colchón.

Viviendo de soslayo, sin tiempo para rozar el suelo con los pies. Esperando la respuesta antes de lanzar la pregunta, como un boomerang. Cruzándonos por casualidad al subir las escaleras hacia el desenlace anunciado.

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