viernes, 19 de marzo de 2010

La manzana

Solitaria extraña a sus hermanas y al árbol que le dio cobijo cuando las inclemencias del tiempo la maltrataban. Verde, envidiosa de las rojas.

Común, el único motivo para destacar es una absurda pegatina que la etiqueta, como si a alguien le importase su procedencia. Nadie le dijo que destacaría, sin embargo, ahí está, presidiendo el aula, con un brillo majestuoso, siendo la protagonista de varios quebraderos de cabeza. La verde, a la que siempre rechazaban.

Redonda, parece que va a salir rodando de un momento a otro en busca de libertad. No quiere ser vulgar y morir de un mordisco o pudrirse en un contenedor. Quiere ser recordada, inmortalizada. Ya no pertenece a un grupo de frutas, ahora, es la manzana.


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