martes, 17 de diciembre de 2013


Tenemos el acuerdo tácito de amarnos con cautela. Quisiera ocultarte. Oscar Wilde decía que "la cosa más corriente puede ser deliciosa, si uno la oculta para sí" y tú eres deleite espiritual.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Regresaré donde me encuentre a salvo y los libros de mi madre me curarán de nuevo. Te lloraré evocándonos en personajes de ficción y mis lágrimas borrarán lo que no eres y lo que mi mente construyó…y creyó. Tu absoluto.

Debes agradecérmelo dicen y sin embargo sólo intercepto tus pestañeos azules que sin apartarme la mirada retan a ser humilde. Te doy las gracias por volver a sitiar mi languidez permanente. El entusiasmo agota y sin duda no resulté ser suficiente.

domingo, 8 de diciembre de 2013

Y que me llames bella mientras despejas mi rostro apartándome el pelo tras la oreja y que tu mano recorra mi cuello para posarse en mi hombro.  Mis ojos se pierden en los tuyos, un duelo de destellos negros que se derriten en el halo de hielo que nos envuelve. No sentimos nada.


Examino el paso del tiempo en tus surcos, tus arrugas y alguna cana que se pierde en tu siempre despeinada cabeza y sin embargo no me estremezco.  Sonríes tranquilo. No hay prisa, podemos continuar observándonos mientras sigues acariciándome el pelo y buscas mis labios.  No siento nada.

martes, 12 de noviembre de 2013

Nada ha ocurrido


Dormí donde no me correspondía. Sus brazos rodeaban el vacío de mi eterna ausencia y sus oídos percibían mi respiración profunda y suave. Frágil y desaventajada.

La diferencia latente y el deseo prohibido. Hija de Nabokov. Abrumada. Capricho siniestro. Dicho y hecho. Hecho y dicho. Inacabado. Perturbador y censurado. Señalado, inadecuado, delicioso y obsesivo. Incontestable.


Nada ha ocurrido. La nada consuela al atormentado y al moralista. 

lunes, 11 de noviembre de 2013

Tiempo

El sentir anaranjado propio del otoño, que como las hojas, se desvanece cada vez que la estación enfría los huesos. El calendario, veloz pasa los días y engaña al individuo absorto en su rutina con la desgastada promesa de la casi eternidad de la juventud. Los planes se aplazan cayendo a veces en el abismo del tiempo, el mismo, que cuando el dolor de una muerte cercana achaca, hace reflexionar e incrementa la agenda con citas y sueños que nunca se cumplen.
Las manecillas que juegan a encontrase, el tic y el tac, los pliegues en el rostro y las obligaciones. Segundos, minutos, horas, días, meses y años. No hay vida que no se mide y se compare con él. El rival de la muerte, el compañero constante de trifulcas en el que siempre hay un ganador: el tiempo como absoluto de zozobras e impotencia física de la humanidad. ¡Quién pudiese ser inmortal! Sólo la muerte y, en ocasiones, los logros.
Y surge la ansiedad, la desazón por las oportunidades perdidas, la morriña hacia la infancia. Un periodo en el que el individuo desea crecer, adquirir una vida compleja como la de aquellos que centímetros al alza le insta a que nunca deje de ser niño y a no apresurarse en crecer, porque para ello, siempre hay tiempo. El goce de la ignorancia, de la felicidad inmaculada y la inocencia, el buen hacer de las acciones que los años oscurece a medida que la sombra de aquel que un día fue infante deja en penumbra al alma.
Las experiencias traumáticas marcan el sino del existir, confortan la identidad y la perspectiva de la propia línea de la vida. Alimentan el drama diario, la excusa para escapar del disfraz permanente de autómata. El drama queinvade, persigue e incluso condiciona la postura, el estilo de vivir.
Cierto es, que los clichés sobre el tiempo abruman. El factor condicionante de lo efímero del individuo se halla intrínseco en la propia naturaleza. La consciencia de brevedad es latente y los eslóganes cargados de positivismo de mente poco ejercitada: cansan. Sí, “carpe diem”  ruega desgastado, ya ha sido suficiente. El ser humano es fugaz y su perspectiva temporal cambiante.Incitar al aprovechamiento íntegro de algo intangible resulta confuso, agotador y enfermizo.
Se halla placer en el malgaste, el consumismo  y la obsolescencia programada del sistema capitalista, lo avala; del mismo modo que se encuentra placer y disfrute en el propio análisis del individuo en el que lamenta la pérdida del tiempo. Una vez más el drama. El estudio retrospectivo lejos de buscar la crítica, se centra en focalizar los errorespara elaborar un argumentario creíble, intelectual y de infancia cruel que logre estremecer a los presentes todas las veces que se trate de justificar el porqué de lo que se es, de la tragedia individual y de la visión del no aprovechamiento del momento.
Y así desfilan los de alma positiva y los de negativa, los fuertes y los débiles, los del vaso medio lleno y los del medio vacío. Así, repleto de estereotipos, de palabras, etiquetas, connotaciones y nombres cuyo significado se desconoce o no se analiza. Se recurre a la literatura barata, al folletín para expresar que el tiempo agobia, que sus manos se deslizan suaves por nuestra piel y que su duración la determina el recorrido y el mimo de éstas porella hasta alcanzar la garganta para presionarla hasta la asfixia.
¿Y el tiempo? Todo recomienza, no hay un absoluto. Después hay que comer o descomer, todo vuelve a entrar en crisis. El deseo cada tantas horas, nunca demasiado diferente y cada vez otra cosa: trampa del tiempo para crear las ilusiones”. Julio Cortázar, Rayuela.
Como el sistema de engranajes que componen el mecanismo de un reloj de cuerda: complejo, preciso y de lenguaje monótono. La rutina alberga las mismas características que el elemento encargado de dictar, acompasar y estructurar el tiempo. Monótona, compleja y precisa. La rutina como el mecanismo que sustenta la línea de vida, la que la mantiene y coarta, como el tiempo y la muerte. Se presenta como la mímesis del miedo a la fugacidad del hombre, pudiendo ser la respuesta al aliento masivo de buscar escapar de ella.
Una obsesión turbadora marcada por el rechazo hacia lo considerado común, lo regular. Genera una perturbación que engrosa el pánico ante el incontestable hecho del fin. La muerte siempre presente y lista para alcanzar el fin absoluto, etemor del hombre que le recuerda a diario que su existencia es finita y corta.
La lucha que se extiende desde el primer sollozo al último latido. La búsqueda de la perpetuidad y la de la felicidad. Estados del alma inculcados y abstractos. Sin absoluto, sin ruta y por imitación. Una trifulca destinada al fracaso. El hombre araña con el desespero que propicia la proximidadde lo que se acaba, los segundos regalados al abismo de la nada en el pasado. Lamenta, suplica y advierte. Siempre cíclico, siempre el cliché latino y siempre la promesa de tiempo y el humo de los años que aún quedan por cumplir.
El individuo es caduco y débil. Se abastece de engaños para sortear su propio destino. Encarece la dignidad con su ridículo de intentar aprisionar a la juventud y engañar a las agujas que se citan una vez a la hora. Se niega a aceptar lo dispuesto, a marcharse para dejar lugar a aquellos que cómo él también rehuirán de acatar el sino del ser humano. Repitió, repite y repetirá.
La vida humana como parte de la secuencia que compone este tiempo. Un concepto sin principio ni fin conocido. Una estructura que oprime el disfrute como pago a la organización ordenada de la secuencia absoluta entre pasado, presente y futuro; pero que no logra satisfacer la escena del hombre.
Una división tripartita que invita al contemporáneo a pensar que todo tiempo pasado fue mejor, que su circunstancia le supera y que en otro contexto histórico su existir sería más sencillo. Una reflexión que a su vez sus predecesores también pronunciaron y los que están por venir pronunciarán.
Una noción de que un periodo de tiempo diferente, es mejor que el que estamos viviendo. Es una falla en la imaginación romántica de esas personas, que encuentrandifícil lidiar con el presente”. Woody Allen en Midnight in Paris.

martes, 18 de junio de 2013

C.

Lo que me consuela de lo aterrador de tu absoluto es que como tal, alcanzarás lo sublime, el máximo sentido y dejarás por completo de ser interesante.


martes, 9 de abril de 2013

Abrúmame


Ahora tú deberás abrazarme hasta que el descompás de tus latidos y de tus nervios me duerma y tu boca roce mi hombro con el borde de tus labios. No permitas que vuelva a huir de ti. No seas cobarde esta vez, te lo ruego.

Yo te escribo y con el paso de los años mantengo la costumbre. He intentado comprenderte, comprender tu manera de odiarme, de olvidarme. Sólo te gustan las heridas y a mí el dolor que me invade cada vez que decides desaparecer.

Dime, ¿vendrás esta vez? Te aguardo, como siempre, en silencio. Aunque no sea suficiente conserva el misterio, consérvame a mí esta vez.

Aquella fue una de las noches en las que dormí con los diamantes puestos. Perfume en las muñecas y en el cuello. Tú enredabas entre la seda y preguntabas con desespero su nombre. Veneno. Una rosa el anzuelo. El público te divertía. Los ojos cristalinos de la ira te alimentaban. Y el juego…El juego eráis tú, él y la seda de ese vestido que ahora descansa en un armario a mil kilómetros de ti, de él, de la ira y de mis recuerdos.

Con los años un nuevo vestido y el aroma de mi pelo te envolvieron y tú a mí con los brazos que me guiaron al mal. No es lo que esperabas, ni lo que esperaban. Lo que esperaba yo es irrelevante. 

jueves, 21 de marzo de 2013

Desgarra el alma hacer como si nada cuando es como si todo. Uno debe amar y echar en falta solo a los suyos. Cuando siempre todo es todo.
 Permíteme que te aclare que toda esta situación me resulta patética. Que ni tú sigues, que yo me canso y ya sólo quiero el premio de tus brazos. No reconoces, no reconozco y el derrumbe entre nuestros labios crece mientras rodeo el borde con la punta de los dedos.
 Mi lado oscuro. Eres pura maldad. Dicen que me aleje de ti pero no saben que ya te alejas tú. Hasta pronto, otra vez. ¿Amigo? 
In the other side