Regresaré donde me encuentre a salvo y los libros de mi
madre me curarán de nuevo. Te lloraré evocándonos en personajes de ficción y
mis lágrimas borrarán lo que no eres y lo que mi mente construyó…y creyó. Tu
absoluto.
Debes agradecérmelo dicen y sin embargo sólo intercepto tus
pestañeos azules que sin apartarme la mirada retan a ser humilde. Te doy las
gracias por volver a sitiar mi languidez permanente. El entusiasmo agota y sin
duda no resulté ser suficiente.
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