viernes, 10 de marzo de 2017

A

Culpo a las tragedias silenciosas y a mis huidas. Plegué la vida en maletas, como anuncié, y, como respuesta, te apremió apurar la gelidez de una cerveza en pleno enero en Lisboa. Estremeciendo sus calles, guillotinando recuerdos y vapuleando engranajes.

Tú, desdibujando tu absoluto, astillando el frío en cada abrazo al desordenarnos en nuevos escenarios. Sin estridencias, sin damnificados. Sin Madrid.

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