domingo, 12 de marzo de 2017

Suplicio

Ahora ya no llego tarde. La vida continúa adelantándome por la derecha a cada descuido; ella acelera en cada arranque de altivez para desintegrar mi autosuficiencia, los amagos de felicidad y las construcciones de amor propio. Pasiva te escruto: insignificante, insolentemente soberbio, ridículo. ¡Qué precariedad de mente la tuya!


Que el juicio se adquiere en las calles, repites –crees-. Desbordante de alcohol adoctrinas desalmados, despliegas tu demagogia y vacuo argumentas. La mugre, los viajes, las amistades de cierra bares; tu absoluta soledad. Sí, te amé, mi cretino: nulo, infinitamente cobarde, pueril. Y ya.

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