viernes, 7 de diciembre de 2012

S


Me evaporaré. Me disipé en el otoño tardío de aquel año en el que decidimos odiarnos.  La realidad me obtusa y el pasado avanza abriéndose camino a base de engullir los pocos sueños que me quedan. Logré recomponerme de ti pero nadie me garantizó que no habría recaídas. Como siempre, noviembre ha terminado y ya sabes lo que significa.

Con los labios apestillados lucho por retener las lágrimas en los ojos. Mi desdicha acompaña a la débil sombra que el sol de diciembre proyecta sobre el asfalto de esta ciudad. La que nos separó, en la que te traicioné y la que me recuerda a diario que nuestros días finalizaron años atrás cuando decidí no volver, no por ti, no por ellos, sino por mí.
Mientras tanto tú has aprendido a sonreír en las fotografías como tu madre aconsejaba. Has evolucionado, desafías tu reflejo y  continúas apostando por lo que siempre creíste.  Me has vencido y ojalá no fuera cierto. Aún podría recuperarte.

viernes, 14 de septiembre de 2012

Recórreme la piel con el lunar de tus labios. Engáñame como al eterno viajero que espera en la estación fantasma a un tren, que veloz, se difumina en el tiempo sin efectuar parada.

domingo, 8 de abril de 2012

No tengo necesidad ni intención de huir

Afrontamos nuestros problemas con drama y así, el efecto multiplica. Tú, retrocedes, y yo, vehemente, incremento el recorrido. Lucha inútil. No daré lo que no mereces. Es lo justo.

El drama continúa, amamos las palabras que hieren. Amamos herirnos y la indiferencia fingida. Somos un eufemismo y nuestras vidas un déjà vu de los que yacen bajo tierra.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Me cansaré de suplicar al vacío agonizante que deja los años. El desuso transformará tu sentencia en verdad, quizá porque decida no replicar o quizá porque decidas venderte a bajo precio. Era habitual.

Lo cierto es que hoy la atmósfera ha bajado, por fin llueve y han decidido dejarme respirar profundo. Y dicen que la lluvia aporta dramatismo.

lunes, 19 de marzo de 2012

A

Parece que para nosotros siempre fue un invierno sobre la línea de lo políticamente correcto. Me sorprendo a mi misma corriendo en círculos, otra vez. ¿Qué nos ha pasado? Supongo que lucho contra el remplazo y el olvido y en este caso me toca perder. Los cafés se enfriaron en tazas de perdones que no eran los nuestros. Las excusas se fundieron en abrazos tras el cristal de lo que solíamos ser. Nadie recoge los pedazos, sobra cobardía.

El precio de las palabras tienden al alza cuando tratan de valor. El abismo aumenta y vuestra hipocresía, también. Silencio.