viernes, 7 de diciembre de 2012

S


Me evaporaré. Me disipé en el otoño tardío de aquel año en el que decidimos odiarnos.  La realidad me obtusa y el pasado avanza abriéndose camino a base de engullir los pocos sueños que me quedan. Logré recomponerme de ti pero nadie me garantizó que no habría recaídas. Como siempre, noviembre ha terminado y ya sabes lo que significa.

Con los labios apestillados lucho por retener las lágrimas en los ojos. Mi desdicha acompaña a la débil sombra que el sol de diciembre proyecta sobre el asfalto de esta ciudad. La que nos separó, en la que te traicioné y la que me recuerda a diario que nuestros días finalizaron años atrás cuando decidí no volver, no por ti, no por ellos, sino por mí.
Mientras tanto tú has aprendido a sonreír en las fotografías como tu madre aconsejaba. Has evolucionado, desafías tu reflejo y  continúas apostando por lo que siempre creíste.  Me has vencido y ojalá no fuera cierto. Aún podría recuperarte.