jueves, 2 de septiembre de 2010

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Se trata de angustia moral y congoja, de una relación catastrófica con el ser, de pasividad y delirio. Ingratitud. Un rostro taciturno, manos inquietas y pasos sordos. Sonrisas muertas; somos hipócritas. No duermo tantas horas, me hago la dormida. No hago mi elección, me lo impiden. Disparates de una necia.

Lo siento, soy incapaz de decirte lo que me está pasando. Culpa a este carácter vehemente si te alivia.

Déjame secar entre las hojas del libro que más odies.

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