Elevemos el enfrentamiento

Resurgen los reclamos, los discursos de elocuencia prefabricada, la tiranía del silencio estudiado y los suspiros entrecortados. Abrazas la aleatoriedad de los mensajes velados y, aburrido, asistes al desarrollo del segundo acto. Dispersa derramo el café, resulta que Cortázar está de aniversario y el alumbrado se difumina falto de enfoque otro anochecer: intransigente, sin esperarte.

Entre fortunas

Acomodo los escombros sobre las premisas ineludibles que decidiste rehusar. Deslizas tu criterio, imperante. Subversivo deshaces.

Taciturna te observo y aplaudo. Enmudecí. Rijo en soledad. Tibia y de vuelta. Mortificada.

Inhábil

Perdí el don para convertirme en nadie. La palabra era el resorte y ahora me inmolo en el silencio. Callo como el que oculta, como el que otorga. No hay discurso que articular cuando el pensamiento ejerce la desolación de la censura. Me guillotino para sobrevivir, por comodidad, por desprecio.

Desafección

Calma es la agonía de la incertidumbre mientras vapuleo tus inseguridades.

Deseo es la ignorancia cándida.

Muerte es la diatriba desbordante de mis labios.

Desnudez es la indefensión.

Duelo era yo.