jueves, 12 de mayo de 2011

Televisión

La televisión pública abre debate: una televisión plural y sin publicidad. La economía nos preocupa, a TVE no. Rozando los cinco millones de parados se omite la fuente de ingresos por antonomasia de la televisión. No sólo se impone su manutención sino que se convierte en una espiral de autodestrucción de las ya aquejadas arcas del Estado.

Suprimir lo público podría conllevar la inevitable abducción de la población por parte de ilustres cadenas de non-stop TRASH (basura). La revolución de la vulgaridad, lo dantesco y de lo inculto en una sociedad que ama lo aberrante.

Siendo realistas, en una situación económica tan patética como la que sufre España es absurdo suprimir los ingresos de la publicidad. El dinero público, nuestro dinero, debe usarse para crear empleo y mejorar la educación entre otras cosas. La publicidad y la cultura pueden y deben ir de la mano. Un Estado práctico y emprendedor emplearía los beneficios obtenidos en crear programación de calidad y que formase a la población. No es el caso.

En España la televisión pública se deshace de la publicidad y lucha por el share. Obtiene resultados de audiencia brillantes para perder el dinero de los contribuyentes, el de los Presupuestos Generales (que podría emplearse en obra pública para disminuir el paro) y las astronómicas cifras que aportaría la publicidad. Capital que podría ayudar a reducir el déficit e intentar volver a vender a los españoles eso de que somos europeos y una potencia. ¿Sentido común? No. Vótame.

Y bueno, tenemos más canales de los que nunca seremos físicamente capaces de ver, también tenemos seriesyonkis.com y los canales temáticos que básicamente ofrecen lo mismo pero clasificado según un target. A toda esta explosión de facilidades para venderte a un grupo multimedia se le añade las plataformas de cable como ONO.

ONO es inteligente: si lo quieres, lo pagas; si no te interesa, no pagas. Además, ofrece un sinfín de utilidades que aunque ni si quiera sepas usarlas lo quieres solo para decir que lo tienes. ¿Para qué molestarse en dar explicaciones y justificaciones de por qué debes ver un canal o suscribirte? Pon un vídeo en el que hasta los magníficos Simpsons, Hillary Clinton o Oprah hablen sobre tu producto, y bien. Sin olvidar como un amable señor explica lo maravillosa que va ser tu vida si contratas el servicio.

Con traje y corbata se lanzan al barro con tal de ganar unos puntitos de audiencia y más dinero del que jamás tendré. Canales temáticos, redes sociales, disponibilidad permanente de los contenidos, feedback, Trending Topic y un largo etcétera de maneras de conseguir ingresos.

Estamos padeciendo los efectos de la burbuja inmobiliaria. Cuando la “burbuja del nacimiento como setas en el bosque de canales de televisión” estalle no se limitará al sector audiovisual. Las crisis arrasan, y arrasan con todo. Son fruto de los excesos y su función es sanear. Esperemos que la televisión sea más inteligente que el ladrillo y la aparición de mutaciones en la TDT cese.