miércoles, 26 de mayo de 2010

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Sangre brotando, sangre azul, sangre derramada injustamente, sangre. Sangre humana o sangre animal, ¿acaso hay diferencia? Sí, es una pregunta retórica, no busco respuestas científicas ni lecciones morales, no acepto ninguna, no. Sangre, preciado líquido que recorre el cuerpo.

No critico que algunos encuentren placer en la destrucción, en el dolor o en el brillo de unos ojos inertes. El sufrimiento es inevitable y por lo tanto, hacer uso de él es una manera de afrontarlo. Cada cual elige cómo y asume sus consecuencias.

Seres vivos, toros en particular e incluso hasta el más insignificante insecto son dueños racionales o no, pero dueños de sus vidas. Si defendemos la igualdad, ¿por qué establecemos categorías? No somos leales y siendo honestos, tampoco cumplimos aquellos principios de fábrica que algún mayor nos inculcó. Vivimos aplastando al prójimo, atormentándonos por ello y volviéndolo a hacer.

Torero, humano, carnívoro, supervivencia, seguridad, insecticida…para todos los gustos. Con mayor o menor pericia, comparten y esconden un significado: asesino. Quién no lo sea, que dé un paso al frente.